viernes, 17 de junio de 2022

LIMPIEZA DE SANGRE, de Arturo Pérez Reverte (1997)


Lectura 23/2022 (17-06-2022) 

Puntuación: 10/10 Sí lo recomendaría.

Autor: Arturo Pérez-Reverte (España, 1951) 

Título: Limpieza de sangre

 Año: 1997 

Editado en 1998 por la Editorial Círculo de Lectores, Barcelona, 250 páginas, ISBN 84-226-7253-7

Argumento: A punto de incorporarse a su antiguo tercio en Flandes, Diego Alatriste se ve envuelto por mediación de su amigo don Francisco de Quevedo en otra peligrosa aventura. Una mujer ha aparecido estrangulada en una silla de manos frente a la iglesia de San Ginés, con una bolsa de dinero y una nota manuscrita: «Para misas por su alma». El enigma se complica con los sucesos misteriosos que ocurren tras las paredes de un convento, cuando Alatriste es contratado para rescatar de allí a una joven novicia. En el azaroso y fascinante Madrid de Felipe IV, entre lances, tabernas, garitos, intrigas y estocadas, la aventura pondrá en juego la vida de los amigos del capitán, haciendo surgir del pasado los fantasmas de viejos enemigos: el pérfido secretario real Luis de Alquézar, el inquisidor fray Emilio Bocanegra y el siniestro espadachín italiano Gualterio Malatesta.

Mi opinión: La novela Limpieza de sangre forma parte de la serie de obras que realzaron la fama al autor, a finales de los años noventa del pasado siglo, y que incluso fueron llevadas al cine en 2006. Novelas de acción ambientadas en la España del año 1623, que toman a Diego Alatriste como protagonista y héroe antitético, o cuanto menos peculiar. Esta es la primera novela que leo de esta serie, aunque es una de las pocas que me faltaba por leer de este autor, a quien admiro por encima de muchos otros. Aunque se define como un escritor profesional y no como un artista de la escritura -si es que existe tal diferencia-, puedo afirmar en esta reseña que Arturo Pérez-Reverte domina como nadie el arte de la escritura para transmitir historias.

Limpieza de sangre es una novela potente, inspiradora, de esas que despiertan el voraz apetito del saber. Bien complementada con las vivas ilustraciones de Carlos Puerta, y la magnífica maquetación del texto en la edición de Círculo de Lectores, pues evoca con detalle el estilo histórico de las obras impresas en el lejano siglo XVII. Vamos a la novela en sí: a medida que uno se adentra en sus páginas lo hace también en los callejones oscuros del viejo Madrid, en los vericuetos de la España del Siglo de Oro, una sociedad que dominaba el mundo conocido y que había forjado su liderazgo internacional pero que ya empezaba a declinar poco a poco. Algo en lo que Arturo Pérez-Reverte es un maestro de maestros es en el poder de sus descripciones. Siempre breves y simples, encierran en realidad el poder de evocar en la mente del lector exactamente cada detalle de los que componen la escena con la misma viveza que si esta se sucediese ante nuestros ojos.

La prosa de Arturo Pérez-Reverte es única, magistral. Destaca frente a la gran mayoría de autores por ese dominio experto del idioma español, pues no en vano es un académico de la Real Academia Española. Ahora bien, en Limpieza de sangre -como también en las otras novelas del capitán Alatriste- el lector asiste a un despliegue técnico inaudito. Arturo Pérez-Reverte se atreve a sugestionarnos recurriendo al lenguaje propio de la época, tanto en las voces de sus protagonistas como también en el narrador en primera persona que encarna al personaje del vasco y ayudante de Alatriste, el joven Íñigo Balboa Aguirre. Es justo reconocer que casi en cada frase hay alguna palabra que yo desconocía, pues no solo los personajes recurren ocasionalmente a la jerga callejera del Siglo de Oro, sino que la novela es un repertorio infinito de expresiones, refranes y dichos populares de la época, extraídos sin duda de las obras de los clásicos de la literatura de aquella época. Clásicos que Pérez-Reverte no solo conoce sino que admira, como él mismo afirma en las entrevistas que ha concedido desde hace años. La guinda del pastel en cuanto a la verosimilitud lingüística de la novela es el recurso a los sonetos del poeta Francisco de Quevedo, quien habla con voz propia también en las páginas de esta novela. Sus rimas ilustran ciertos momentos o escenas con excelente acierto.

Otro punto a favor de Limpieza de sangre es que la aparente sencillez de su trama, con descripciones y dosis de acción bien repartidas, no enmascara la innegable complejidad ambiental de esta historia. Lo que más se disfruta en su lectura no es la propia historia, que es apropiada en su buena medida, sino el vasto mundo que el autor construye alrededor de la misma. Sentimos la ciudad viva, sentimos a los personajes que no son tal, sino hombres vivos que la habitan, y podemos percibir los ruidos y olores del Madrid de la época. Todo ello provoca en el lector el deseo de seguir leyendo. Y también, por supuesto, de maldecir con un "¡Pardiez!" la insuficiente extensión de la novela, pues sus cerca de 250 páginas son una pequeña cuchara para tan gran pastel. Ojalá fuese el doble, y me quedo corto. Sin duda releeré esta novela dentro de un tiempo, pero antes me animo a conocer mejor la literatura, la pintura y la historia del Siglo de Oro para que cuando vuelva a estas páginas, la experiencia sea todavía más auténtica.

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

4 comentarios:

  1. Es tan detallada la descripción que inspira a iniciar su lectura.

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  2. Estupenda reseña, como siempre, mugas gracias!!!

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  3. ¡Muchas gracias por tu comentario!

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