miércoles, 11 de octubre de 2023

LA LISTA DEL JUEZ, de John Grisham (2014)

Lectura 20/2022 (27-06-2023) 

Puntuación: 8/10 Sí lo recomendaría.

Autor: Emilia Pardo Bazán (España, 1851 - España 1921)

Título: La cita y otros cuentos de terror.

Año: 1913

Editado en 2021 por Editorial Nórdica, 101 páginas, ISBN 9788418451812

Argumento: «De modo que aquí la tienen. Una invitación a la sorpresa, a la admiración. Eso son, entre otras muchas cosas, los cuentos de doña Emilia Pardo Bazán. Si nunca la leyeron antes, les envidio. Están a punto de darse un auténtico festín de auténtica literatura. Damas, caballeros: pasen y lean». Así presenta Care Santos, en el prólogo de esta edición, el volumen que reúne diez cuentos de terror de Doña Emilia. Efectivamente, además de ensayos, libros de viajes, lírica, traducciones, su epistolario y, por supuesto, su más que famosa obra Los pazos de Ulloa, la escritora gallega fue también autora de una larga lista de historias cortas de terror que, como no podía ser de otra forma en alguien con el origen de Emilia Pardo Bazán, recopilan buena parte del imaginario fantástico gallego.

Mi opinión: Esta es la primera novela, o mejor dicho, recopilación de relatos, que leo de Emilia Pardo Bazán, figura reconocidísima de la literatura española y gallega del siglo XX, y a mi pesar hasta ahora no había tenido la ocasión de descubrir su obra. Me ha cautivado hasta el punto de tener anotada en mi lista de objetivos literarios un buen puñado de obras firmadas por ella. Necesito más.

Como anuncia el prólogo que en esta edición firma la escritora catalana Care Santos (1970), la recopilación versa solo sobre relatos de terror, ambientados en el misterio, mezcla de lo gótico y medieval con el romanticismo tardío del XIX, todos ellos desarrollados con las palabras justas para reducir su extensión a lo necesario, a la esencia de la historia, con pocos aunque bien elegidos adornos estéticos. Son relatos que se leen rápido, a menudo de unas pocas páginas, pensados y escritos hace más de cien años ya con el objetivo de ser publicados en revistas literarias de principios del siglo XX en España. Pero se leen rápido también porque enganchan, como cualquier historia de terror engancha, y aún más si como es el caso de Pardo Bazán, está magistralmente narrada. En realidad los relatos incluidos fueron escritos a lo largo de los años 1890-1915, pero para señalar la cronología de esta obra he elegido el año 1913, que es el que da fecha al relato principal, y uno de mis favoritos, La cita.

Cada relato es independiente del resto, sin que el orden de lectura afecte a su comprensión. Como es propio de autores de su época, 1851-1921, aunque su prosa sea bien refinada e inteligente, abundan las expresiones costumbristas, coloquiales, tanto en diálogos como en la propia narrativa de la autora. También Vicente Blasco Ibáñez o Benito Pérez Galdós abundan en este lenguaje coloquialista, que muchas veces abusa de los diminutivos y que gusta de intercalar expresiones de indignación. En realidad esto, en su tiempo, fue una gran innovación literaria ya que acercó la obra narrativa escrita a la realidad y comprensión de los lectores de su tiempo. Y es digno de admirar. Es un lenguaje localista que entrañará alguna dificultad, por ciertas expresiones del idioma, para lectores en español que no sean españoles y estén más acostumbrados al universo latinoamericano. Incluso muchos lectores demasiado jóvenes tendrán alguna pequeña dificultad con alguna expresión concreta, pero nada que impida comprender el texto con su magia y autenticidad. De hecho, esto es una de sus virtudes. Me ha sorprendido encontrarme con expresiones que desconocía y que han enriquecido mi vocabulario. 

Uno tiene la sensación, al leerla, de encontrarse sentado ante el fuego, con una manta sobre las piernas, en un salón señorial durante una noche fría de invierno, escuchando los recuerdos que nuestra abuela nos contaría. Historias que conoció en otra época y que, superando el filtro del tiempo, se rescatan ahora para continuar aterrorizando a los nuevos lectores. 

Son historias que atrapan y obligan a leer hasta el final del relato, con el corazón encogido, sabiendo o deseando saber que esa historia en cuestión no terminará bien. ¿Se cruzará la muerte impartiendo su particular e igualitaria justicia -o injusticia- entre los personajes? ¿Seguirán esas sombras oscuras allí cuando amanezca? La autora lanza preguntas que cautivan nuestro interés en la historia y debo conceder que no nos deja insatisfechos. No deja cabos sueltos. Aclara cada elemento de cada relato al final, contentando al lector más exigente, pero lo hace sin romper la atmósfera de miedo y confusión con que envuelve cada historia, de modo que no nos deja otro recurso que creer en sus palabras, aunque ello signifique que tal vez no dormiremos cuando oscurezca y recordemos entonces a las damas de luto paseándose por esos bosques y pazos gallegos que Emilia Pardo Bazán rescató para siempre en sus páginas.

Mención aparte merecen las ilustraciones que en esta edición nos ofrece Elena Ferrándiz, fiel a su estilo suave y discreto, nada estridente, que confieren al texto una elegancia que lo realza. He leído en libro electrónico y las ilustraciones, en blanco y negro, se disfrutan con facilidad.

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

LA BIBLIOTECA EN LLAMAS, de jjjj (2014)

Lectura 20/2022 (27-06-2023) 

Puntuación: 8/10 Sí lo recomendaría.

Autor: Emilia Pardo Bazán (España, 1851 - España 1921)

Título: La cita y otros cuentos de terror.

Año: 1913

Editado en 2021 por Editorial Nórdica, 101 páginas, ISBN 9788418451812

Argumento: «De modo que aquí la tienen. Una invitación a la sorpresa, a la admiración. Eso son, entre otras muchas cosas, los cuentos de doña Emilia Pardo Bazán. Si nunca la leyeron antes, les envidio. Están a punto de darse un auténtico festín de auténtica literatura. Damas, caballeros: pasen y lean». Así presenta Care Santos, en el prólogo de esta edición, el volumen que reúne diez cuentos de terror de Doña Emilia. Efectivamente, además de ensayos, libros de viajes, lírica, traducciones, su epistolario y, por supuesto, su más que famosa obra Los pazos de Ulloa, la escritora gallega fue también autora de una larga lista de historias cortas de terror que, como no podía ser de otra forma en alguien con el origen de Emilia Pardo Bazán, recopilan buena parte del imaginario fantástico gallego.

Mi opinión: Esta es la primera novela, o mejor dicho, recopilación de relatos, que leo de Emilia Pardo Bazán, figura reconocidísima de la literatura española y gallega del siglo XX, y a mi pesar hasta ahora no había tenido la ocasión de descubrir su obra. Me ha cautivado hasta el punto de tener anotada en mi lista de objetivos literarios un buen puñado de obras firmadas por ella. Necesito más.

Como anuncia el prólogo que en esta edición firma la escritora catalana Care Santos (1970), la recopilación versa solo sobre relatos de terror, ambientados en el misterio, mezcla de lo gótico y medieval con el romanticismo tardío del XIX, todos ellos desarrollados con las palabras justas para reducir su extensión a lo necesario, a la esencia de la historia, con pocos aunque bien elegidos adornos estéticos. Son relatos que se leen rápido, a menudo de unas pocas páginas, pensados y escritos hace más de cien años ya con el objetivo de ser publicados en revistas literarias de principios del siglo XX en España. Pero se leen rápido también porque enganchan, como cualquier historia de terror engancha, y aún más si como es el caso de Pardo Bazán, está magistralmente narrada. En realidad los relatos incluidos fueron escritos a lo largo de los años 1890-1915, pero para señalar la cronología de esta obra he elegido el año 1913, que es el que da fecha al relato principal, y uno de mis favoritos, La cita.

Cada relato es independiente del resto, sin que el orden de lectura afecte a su comprensión. Como es propio de autores de su época, 1851-1921, aunque su prosa sea bien refinada e inteligente, abundan las expresiones costumbristas, coloquiales, tanto en diálogos como en la propia narrativa de la autora. También Vicente Blasco Ibáñez o Benito Pérez Galdós abundan en este lenguaje coloquialista, que muchas veces abusa de los diminutivos y que gusta de intercalar expresiones de indignación. En realidad esto, en su tiempo, fue una gran innovación literaria ya que acercó la obra narrativa escrita a la realidad y comprensión de los lectores de su tiempo. Y es digno de admirar. Es un lenguaje localista que entrañará alguna dificultad, por ciertas expresiones del idioma, para lectores en español que no sean españoles y estén más acostumbrados al universo latinoamericano. Incluso muchos lectores demasiado jóvenes tendrán alguna pequeña dificultad con alguna expresión concreta, pero nada que impida comprender el texto con su magia y autenticidad. De hecho, esto es una de sus virtudes. Me ha sorprendido encontrarme con expresiones que desconocía y que han enriquecido mi vocabulario. 

Uno tiene la sensación, al leerla, de encontrarse sentado ante el fuego, con una manta sobre las piernas, en un salón señorial durante una noche fría de invierno, escuchando los recuerdos que nuestra abuela nos contaría. Historias que conoció en otra época y que, superando el filtro del tiempo, se rescatan ahora para continuar aterrorizando a los nuevos lectores. 

Son historias que atrapan y obligan a leer hasta el final del relato, con el corazón encogido, sabiendo o deseando saber que esa historia en cuestión no terminará bien. ¿Se cruzará la muerte impartiendo su particular e igualitaria justicia -o injusticia- entre los personajes? ¿Seguirán esas sombras oscuras allí cuando amanezca? La autora lanza preguntas que cautivan nuestro interés en la historia y debo conceder que no nos deja insatisfechos. No deja cabos sueltos. Aclara cada elemento de cada relato al final, contentando al lector más exigente, pero lo hace sin romper la atmósfera de miedo y confusión con que envuelve cada historia, de modo que no nos deja otro recurso que creer en sus palabras, aunque ello signifique que tal vez no dormiremos cuando oscurezca y recordemos entonces a las damas de luto paseándose por esos bosques y pazos gallegos que Emilia Pardo Bazán rescató para siempre en sus páginas.

Mención aparte merecen las ilustraciones que en esta edición nos ofrece Elena Ferrándiz, fiel a su estilo suave y discreto, nada estridente, que confieren al texto una elegancia que lo realza. He leído en libro electrónico y las ilustraciones, en blanco y negro, se disfrutan con facilidad.

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

martes, 4 de julio de 2023

LA CITA Y OTROS CUENTOS DE TERROR, de Emilia Pardo Bazán (1913)

La Cita, Emilia Pardo Bazán

Lectura 20/2022 (27-06-2023) 

Puntuación: 8/10 Sí lo recomendaría.

Autor: Emilia Pardo Bazán (España, 1851 - España 1921)

Título: La cita y otros cuentos de terror.

Año: 1913

Editado en 2021 por Editorial Nórdica, 101 páginas, ISBN 9788418451812

Argumento: «De modo que aquí la tienen. Una invitación a la sorpresa, a la admiración. Eso son, entre otras muchas cosas, los cuentos de doña Emilia Pardo Bazán. Si nunca la leyeron antes, les envidio. Están a punto de darse un auténtico festín de auténtica literatura. Damas, caballeros: pasen y lean». Así presenta Care Santos, en el prólogo de esta edición, el volumen que reúne diez cuentos de terror de Doña Emilia. Efectivamente, además de ensayos, libros de viajes, lírica, traducciones, su epistolario y, por supuesto, su más que famosa obra Los pazos de Ulloa, la escritora gallega fue también autora de una larga lista de historias cortas de terror que, como no podía ser de otra forma en alguien con el origen de Emilia Pardo Bazán, recopilan buena parte del imaginario fantástico gallego.

Mi opinión: Esta es la primera novela, o mejor dicho, recopilación de relatos, que leo de Emilia Pardo Bazán, figura reconocidísima de la literatura española y gallega del siglo XX, y a mi pesar hasta ahora no había tenido la ocasión de descubrir su obra. Me ha cautivado hasta el punto de tener anotada en mi lista de objetivos literarios un buen puñado de obras firmadas por ella. Necesito más.

Como anuncia el prólogo que en esta edición firma la escritora catalana Care Santos (1970), la recopilación versa solo sobre relatos de terror, ambientados en el misterio, mezcla de lo gótico y medieval con el romanticismo tardío del XIX, todos ellos desarrollados con las palabras justas para reducir su extensión a lo necesario, a la esencia de la historia, con pocos aunque bien elegidos adornos estéticos. Son relatos que se leen rápido, a menudo de unas pocas páginas, pensados y escritos hace más de cien años ya con el objetivo de ser publicados en revistas literarias de principios del siglo XX en España. Pero se leen rápido también porque enganchan, como cualquier historia de terror engancha, y aún más si como es el caso de Pardo Bazán, está magistralmente narrada. En realidad los relatos incluidos fueron escritos a lo largo de los años 1890-1915, pero para señalar la cronología de esta obra he elegido el año 1913, que es el que da fecha al relato principal, y uno de mis favoritos, La cita.

Cada relato es independiente del resto, sin que el orden de lectura afecte a su comprensión. Como es propio de autores de su época, 1851-1921, aunque su prosa sea bien refinada e inteligente, abundan las expresiones costumbristas, coloquiales, tanto en diálogos como en la propia narrativa de la autora. También Vicente Blasco Ibáñez o Benito Pérez Galdós abundan en este lenguaje coloquialista, que muchas veces abusa de los diminutivos y que gusta de intercalar expresiones de indignación. En realidad esto, en su tiempo, fue una gran innovación literaria ya que acercó la obra narrativa escrita a la realidad y comprensión de los lectores de su tiempo. Y es digno de admirar. Es un lenguaje localista que entrañará alguna dificultad, por ciertas expresiones del idioma, para lectores en español que no sean españoles y estén más acostumbrados al universo latinoamericano. Incluso muchos lectores demasiado jóvenes tendrán alguna pequeña dificultad con alguna expresión concreta, pero nada que impida comprender el texto con su magia y autenticidad. De hecho, esto es una de sus virtudes. Me ha sorprendido encontrarme con expresiones que desconocía y que han enriquecido mi vocabulario. 

Uno tiene la sensación, al leerla, de encontrarse sentado ante el fuego, con una manta sobre las piernas, en un salón señorial durante una noche fría de invierno, escuchando los recuerdos que nuestra abuela nos contaría. Historias que conoció en otra época y que, superando el filtro del tiempo, se rescatan ahora para continuar aterrorizando a los nuevos lectores. 

Son historias que atrapan y obligan a leer hasta el final del relato, con el corazón encogido, sabiendo o deseando saber que esa historia en cuestión no terminará bien. ¿Se cruzará la muerte impartiendo su particular e igualitaria justicia -o injusticia- entre los personajes? ¿Seguirán esas sombras oscuras allí cuando amanezca? La autora lanza preguntas que cautivan nuestro interés en la historia y debo conceder que no nos deja insatisfechos. No deja cabos sueltos. Aclara cada elemento de cada relato al final, contentando al lector más exigente, pero lo hace sin romper la atmósfera de miedo y confusión con que envuelve cada historia, de modo que no nos deja otro recurso que creer en sus palabras, aunque ello signifique que tal vez no dormiremos cuando oscurezca y recordemos entonces a las damas de luto paseándose por esos bosques y pazos gallegos que Emilia Pardo Bazán rescató para siempre en sus páginas.

Mención aparte merecen las ilustraciones que en esta edición nos ofrece Elena Ferrándiz, fiel a su estilo suave y discreto, nada estridente, que confieren al texto una elegancia que lo realza. He leído en libro electrónico y las ilustraciones, en blanco y negro, se disfrutan con facilidad.

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

martes, 14 de febrero de 2023

MI TIERRA LLEVA TU NOMBRE, de Tessa C. Martín (2021)


Lectura 2/2022 (14-02-2023) 

Puntuación: 8/10 Sí lo recomendaría.

Autor: Tessa C. Martín (España, 1975)

Título: Mi tierra lleva tu nombre

 Año: 2021

Autopublicado en 2021 por la la autora Tessa C. Martín, 278 páginas, ISBN 978-84-09-33138-3

Argumento: En 1888, ser hijo de campesinos o una niña abandonada en una inclusa al nacer no aventuraba una vida fácil. Entre campos de naranjos, Juan y Nelia aprendieron a descubrirse y a quererse, pero también que no eran inmunes a los prejuicios sociales, secretos y antiguas rencillas familiares. El mismo destino que se encargó de unirlos será el culpable de que ambos paguen por los errores que sus familias cometieron. Y es que, cuando el pasado influye en el presente y dicta el futuro, solo quedan los sentimientos para salir adelante. Un viaje a través del tiempo durante un convulso periodo de nuestra historia que llevará a los lectores a la Guerra del Rif y a la Primera Guerra Mundial, a la vez que se entreteje una vibrante historia de amistad, valentía, secretos, venganza y amor.

Mi opinión: Esta es una lectura sobre una historia de amor entre un hombre y una mujer de distintas clases sociales en un pueblo rural de la España de principios del siglo XX y me ha sorprendido positivamente. Una lectura inesperada porque hasta ahora es la primera novela que he leído de esta autora, la primera novela autopublicada que he leído hasta el final y la primera novela que me ha enganchado como pocas lo han logrado. Debo añadir también que es la primera novela romántica que he leído. ¿Por qué opino que Mi tierra lleva tu nombre ha dejado el listón bien alto?

Antes de responder matizaré que he leído algunas novelas autopublicadas anteriormente pero pocas me animaron a pasar de la quinta o sexta página, y ninguna del primer capítulo. Por lo general los textos autopublicados tienen mucho de buena voluntad pero adolecen errores graves en la ortografía y puntuación y unas cuantas perlas gramaticales poco favorecedoras. Peor aún son los errores de continuidad, las descripciones débiles y los personajes maniqueos demasiado buenos o demasiado malos. Todo esto me obliga a cerrar generalmente estas novelas antes de tiempo. Por eso cuando me recomendaron esta lectura me mostré reticente, y en esta ocasión me hubiese equivocado de no darle la oportunidad que merece.

Con lo anterior no quiero decir que las novelas autopublicadas sean peores que las novelas publicadas bajo sellos editoriales de renombre. En no pocas ocasiones ciertas editoriales publican verdaderas trivialidades que suponen un derroche de papel para el medioambiente y de tiempo para sus sufridos lectores, y es que no siempre autores superventas o editoriales de elevado postín son una garantía de un producto literario de calidad. Por eso resulta esperanzador encontrar novelas como Mi tierra lleva tu nombre, que elevan la narrativa un escalón adicional, que dejan un buen sentimiento en el lector, a menudo la satisfacción de una buena historia. ¿Qué es sino el fin de la literatura que dotar a una historia entretenida de buen gusto estético?

Aunque Mi tierra lleva tu nombre tiene media docena de erratas por vocales que la imprenta se comió o signos de puntuación ausentes que ningún corrector de estilo detectó, se debe disculpar a su autora porque nos ofrece a cambio una historia que engancha desde literalmente su primera página. La lectura es ágil y agradecida pues la acción fluye por sí sola como agua en una cascada, engordando el interés del lector y obligando a pasar a la siguiente página. En el último año ninguna otra novela me ha mantenido tanto tiempo inmóvil, con la vista fija en esas letras donde yo veía a esos personajes tan bien elegidos como dibujados, con sus luces y sombras, y unos sentimientos que construyen el desarrollo de esta historia.

Esta novela evidencia el esfuerzo que supone el género de la novela romántica, demasiado estereotipado hoy e infravalorado por muchos lectores, pero no por ello carente de interés, pues los buenos autores de novela romántica son en realidad maestros de la descripción psicológica, hábiles artesanos de las emociones y excelentes retratistas de la condición humana. La autora de Mi tierra lleva tu nombre es un ejemplo de ello.

Por el buen hacer de esta novela y la positiva sorpresa que me ha causado la considero una lectura recomendable, si bien he advertido que las descripciones de espacios son poco menos que inexistentes. A menudo tenía la sensación de que las escenas acontecían en habitaciones en blanco, pues me faltaba información descriptiva del entorno, y en ciertos puntos el argumento resulta demasiado previsible. Pero al mismo tiempo es deliciosamente frustrante presenciar como lector los contratiempos que sufren los protagonistas y el modo en que se esfuerzan para resolverlos.

Como conclusión, a pesar de pequeñas grietas solo perceptibles para lectores enfermizamente exigentes, la novela es la síntesis de una buena historia bien contada y bien trabajada, que sin ser perfecta formalmente, es perfecta como novela destinada a entretenernos y responde con mayúsculas a la pregunta: ¿por qué algunas historias nos atrapan?

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

La meua opinió: Aquesta és una lectura sobre una història d'amor entre un home i una dona de diferents classes socials en un poble rural de l'Espanya de principis del segle XX i m'ha sorprés positivament. Una lectura inesperada perquè fins ara és la primera novel·la que he llegit d'aquesta autora, la primera novel·la autopublicada que he llegit fins al final i la primera novel·la que m'ha enganxat com poques l'han aconseguit. He d'afegir també que és la primera novel·la romàntica que he llegit. Per què opine que La meua terra porta el teu nom ha deixat el llistó ben alt?

Abans de respondre matisaré que he llegit algunes novel·les autopublicades anteriorment però poques em van animar a passar de la cinquena o sisena pàgina, i cap del primer capítol. En general els textos autopublicats tenen molt de bona voluntat però mostra errors greus en l'ortografia i puntuació i unes quantes perles gramaticals poc afavoridores. Pitjor encara són els errors de continuïtat, les descripcions febles i els personatges maniqueus massa bons o massa dolents. Tot això m'obliga a tancar generalment aquestes novel·les abans d'hora. Per això quan em van recomanar aquesta lectura em vaig mostrar reticent, i en aquesta ocasió m'haguera equivocat de no donar-li l'oportunitat que mereix.

Amb l'anterior no vull dir que les novel·les autopublicades siguen pitjors que les novel·les publicades sota segells editorials de renom. En no poques ocasions certes editorials publiquen vertaderes trivialitats que suposen un malbaratament de paper per al medi ambient i de temps per als seus sofrits lectors, i és que no sempre autors supervendes o editorials de renom són una garantia d'un producte literari de qualitat. Per això resulta esperançador trobar novel·les com La meua terra porta el teu nom, que eleven la narrativa un escaló addicional, que deixen un bon sentiment en el lector, sovint la satisfacció d'una bona història. Què és sinó la fi de la literatura que dotar a una història entretinguda de bon gust estètic?

Encara que La meua terra porta el teu nom té mitja dotzena d'errates per vocals que la impremta es va menjar o signes de puntuació absents que cap corrector d'estil va detectar, s'ha de disculpar a la seua autora perquè ens ofereix a canvi una història que enganxa des de literalment la seua primera pàgina. La lectura és àgil i agraïda perquè l'acció flueix per si sola com a aigua en una cascada, engreixant l'interés del lector i obligant a passar a la següent pàgina. En l'últim any cap altra novel·la m'ha mantingut tant temps immòbil, amb la vista fixa en les lletres on jo veia a uns personatges tan ben triats com dibuixats, amb les seues llums i ombres, i uns sentiments que construeixen el desenvolupament d'aquesta història.

Aquesta novel·la evidencia l'esforç que suposa el gènere de la novel·la romàntica, massa estereotipat hui i infravalorat per molts lectors, però no per això mancat d'interés, perquè els bons autors de novel·la romàntica són en realitat mestres de la descripció psicològica, hàbils artesans de les emocions i excel·lents retratistes de la condició humana. L'autora de La meua terra porta el teu nom és un exemple d'això.

Pel bon fer d'aquesta novel·la i la positiva sorpresa que m'ha causat la considere una lectura recomanable, si bé he advertit que les descripcions d'espais són poc menys que inexistents. Sovint tenia la sensació que les escenes esdevenien en habitacions en blanc, perquè em faltava informació descriptiva de l'entorn, i en uns certs punts l'argument resulta massa previsible. Però al mateix temps és deliciosament frustrant presenciar com a lector els contratemps que pateixen els protagonistes i la manera en què s'esforcen per a resoldre'ls.

Com a conclusió, malgrat xicotetes observacions només perceptibles per a lectors obsesivament exigents, la novel·la és la síntesi d'una bona història ben contada i ben treballada, que sense ser perfecta formalment, és perfecta com a novel·la destinada a entretindre'ns i respon amb majúscules a la pregunta: per què algunes històries ens atrapen?

És la meua opinió. Tu tindràs la teua, si ho lliges.

lunes, 6 de febrero de 2023

22/11/63, de Stephen King (2012)


Lectura 1/2022 (20-01-2023) 

Puntuación: 9/10 Sí lo recomendaría.

Autor: Stephen King (Estados Unidos, 1947)

Título: 22/11/63

 Año: 2012

Traductores:  José Óscar Hernández Sendín y Gabriel Dols Gallardo

Editado en 2012 por la editorial Plaza y Janés, 819 páginas, ISBN 978-84-01-35248-5

Argumento: La vida de Jake Epping, profesor de inglés en el instituto de Lisbon Falls, Maine, cambia por completo en tan solo un instante, después de que su amigo Al, propietario de un diner en su barrio, le descubra un secreto: en su almacén hay una puerta que conduce al pasado, a un día en particular del año 1958. Y Al le pide a Jake que le ayude con una misión que le obsesiona: impedir el asesinato de Kennedy. Y así comienza la nueva vida de Jake como George Amberson, en un mundo muy diferente. En él, George se enamorará mientras sigue el rastro de Lee Harvey Oswald hacia un momento histórico que quizá ahora nunca se produzca.

Mi opinión: El tiempo es caprichoso. Así lo describe esta novela que me ha sorprendido muy gratamente. La premisa de esta historia es buena y atractiva: suponiendo que fuese posible, ¿debería el protagonista viajar en el tiempo a los Estados Unidos de septiembre de 1958 y espiar discretamente a Lee Harvey Oswald, el francotirador que el 22 de noviembre de 1963 cambió la historia al asesinar de un disparo al presidente del gobierno, John Fitzgerald Kennedy, durante un desfile público en su visita a la ciudad de Dallas? Esta pregunta no es baladí: ¿debería?

La novela plantea esta posibilidad sin entretenerse en ninguna explicación científica sobre los viajes en el tiempo. Simplemente es posible hacerlo y nuestro protagonista, un convencional profesor de instituto estadounidense en sus casi cuarenta años de edad, descubre por casualidad que puede utilizar una discreta alacena de un restaurante ordinario como puente al pasado, de forma que con independencia del tiempo que permanezca en el pasado, cuando regrese al presente, 2011, solo han transcurrido dos minutos en el tiempo real. Y algo más: cada vez que el protagonista utiliza la oscura y pequeña alacena para retroceder hasta 1958, regresa siempre al mismo lugar en el mismo día, hora y minuto, por lo que cualquier acto realizado en viajes anteriores no tiene consecuencias en el pasado y ninguno de sus personajes lo recuerda. Es un reinicio infinito. Solo al regresar a 2011, dos minutos después de haber abandonado el presente, puede apreciar si se ha producido o no algún cambio sustancial.

Y puestos a aprovechar la oportunidad, ¿qué mejor forma que instalarse en el pasado durante algunos años para llegado el momento, impedir el asesinato del presidente de los Estados Unidos? Este interrogante plantea otros de abrumadora ambigüedad: ¿Qué consecuencias tiene cambiar la Historia, con mayúsculas? ¿Cómo afectaría la supervivencia de Kennedy a los sucesos históricos posteriores a 1963, como fueron la guerra de Vietnam, la guerra Fría o la lucha por los derechos civiles? 

Estos interrogantes se responden satisfactoriamente para el lector hacia el final de la novela, pero no son más que un detalle anecdótico en esta narración. Lo verdaderamente interesante es cómo el protagonista percibe en su propia vida, recuerdos y sentimientos, lo que supone para alguien de 2011 viajar atrás hasta el año 1958 y comenzar allí una vida desde cero. ¿Cómo se adapta a una época, el nuevo presente, la nueva realidad, completamente distinta al mundo del que proviene?

Inicialmente no tuve interés en esta novela. La vi recién publicada en los escaparates de las librerías y la ignoré. Stephen King, un fabricante de libros, un vendedor nato, no es para mí un buen escritor. Es cierto que Misery y El resplandor fueron en su día lecturas muy satisfactorias, pero mis últimos intentos con este autor me dejaban frío y me veía obligado a abandonar sus lecturas. Así fue hasta que hace dos semanas la bibliotecaria de mi barrio me recomendó la novela. Te podría gustar, dijo, y me supo mal decirle que no, de modo que me llevé el libro a casa y le concedí las primeras páginas. Desde que puse el primer pie en el pequeño pueblo de Lisbon, Maine, en la costa Este de los Estados Unidos un caluroso día de septiembre de 1958, no quise regresar al presente. Deseé sumergirme en ese mundo que King describe con una maestría a la que no me tiene acostumbrado en otras de sus novelas. En dos palabras, me enganchó. 

La novela cumple con el verdadero significado de un viaje en el tiempo, porque no solo se trata de una buena historia de ciencia ficción, sino de un verdadero viaje en el sentido literario del término. El lector experimenta las sensaciones que despiertan en el protagonista este viaje increíble, la sensación real de encontrarse en otro mundo muy lejos de casa, de la época que conocemos como nuestra, en un mundo pasado donde nadie es consciente del secreto del protagonista y mucho menos de su propósito oculto. El protagonista está solo y lucha por mantener su secreto, debiendo callar todo aquello que sabe que va a ocurrir, y siendo consciente de sus limitaciones, pues no solo se trata de impedir el asesinato de Kennedy, sino que en sus relaciones con los hombres y mujeres que va conociendo en 1958, cualquier interacción puede provocar cambios en sus vidas, vidas que de otro modo estaban predestinadas en direcciones distintas.

Stephen King juega con este concepto, con el siempre fascinante interrogante de: ¿y si...?, mostrándonos en los capítulos iniciales, con los primeros viajes introductorios que el protagonista dedica a reconocer y comprender sus viajes en el tiempo, las consecuencias que sus pequeñas e insignificantes decisiones tienen en el presente cuando éste abandona 1958 y regresa. 
Centrándome en la novela como producto literario debo reconocer que me ha sorprendido. Por lo general aborrezco a Stephen King y es un autor que jamás he entendido, con las honrosas excepciones de su magistral novela Misery y El resplandor. Esta es la tercera novela de las que he ha publicado que a mí me ha causado una buena impresión. 

22/11/63 es una joya narrativa con la que Stephen King, a quien hace años que considero un autor sobrevalorado y de escritura vulgar y poco cuidada estéticamente, me ha sorprendido. Desde que comencé su lectura me enganchó por completo y para mí sus 819 páginas se me han quedado cortas. Deseaba mientras leía poder releer capítulos anteriores, hacerlo despacio, disfrutar cada párrafo. La historia me atrapaba y activaba regiones de mi masa gris cerebral que me permitían soñar, preguntarme acerca de las consecuencias humanas que un viaje en el tiempo, en realidad, podría tener. ¿Y si...? Esta es la incógnita que me animaba a pasar a la página siguiente devorando cada letra como un ratoncillo de biblioteca. Me sumergía en la historia y deseaba permanecer en ella, sabía que cuando abriese la cubierta del libro no vería letras impresas, sino el mundo de 1958 a 1963 desarrollándose ante mí con sus infinitos detalles, con vidas que se entrecruzan, temen, aman, sueñan y se expresan a través de las voces de unos pocos pero bien cuidados y diseñados personajes.

Existe una serie inspirada en esta novela y que lleva el mismo título, 22/11/63, y la he anotado en mi punto de mira a pesar de que sé que su trama no sigue fielmente la de la novela y existen diferencias importantes. Pero es que esta novela se me ha quedado literalmente corta y me ha dejado con ganas de más, con ganas de escuchar los grandes éxitos musicales de los 50, sus películas, sus recuerdos. Y también con las tres recomendaciones literarias que el propio Stephen King incluye en las páginas de su novela, una de ellas en el diálogo entre Jake y Sadie, sus dos personajes principales: El sonido del trueno, Ahora y siempre y Los ladrones de cuerpos, la primera de Ray Bradbury y las dos últimas de Jack Finney.

Si bien Stephen King ha sido siempre para mí un autor más centrado en lo comercial que en la buena literatura, tras leer esta novela he reconsiderado mi opinión hasta el punto de darle alguna oportunidad en el futuro a otros de sus títulos. 

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si la lees.

sábado, 21 de enero de 2023

EL ASESINATO DE ROGER ACKROYD, de Agatha Christie (1926)


Lectura 25/2022 (21-12-2022) 

Puntuación: 8/10 Sí lo recomendaría.

Autor: Agatha Christie (Reino Unido, 1890-1976)

Título: The Murder of Roger Ackroyd

 Año: 1926

Traductora: Patricia Antón de Vez

Editado en 2007 por la Editorial RBA, 221 páginas, ISBN 9788479015435.

Argumento: En una pequeña y sosegada ciudad ficticia británica, King's Abbot, una dama, Mrs Ferrars, asesina a su marido y es víctima de extorsión hasta que ella, sin poder aguantar más, se suicida. El hombre a quien ella amaba, Roger Ackroyd, recibe una carta que le revela el nombre del extorsionador, quien le llevó a tal fatídico desenlace. Pero antes incluso de conocer la identidad del personaje, Roger Ackroyd es asesinado. Poirot, recién retirado a King's Abbott, es llamado para tratar de resolver el oscuro caso.

Mi opinión: Esta es una de las mejores novelas de Agatha Christie que he leído, o tal vez una de las que he leído en el momento adecuado. Tal vez las anteriores sean mejores pero las leyese demasiado pronto para comprenderlas. En cualquier caso, El asesinato de Roger Ackroyd llegó a mis manos tras escuchar en una entrevista a Arturo Pérez-Reverte afirmar que esta novela le llamaba positivamente la atención por un aspecto concreto: reunir todos los ingredientes de una novela bien construida formal y conceptualmente, sin desmerecer el hecho de que también sea reina en su género concreto, el suspense.

Incurrí en la osadía de comprobar si mi opinión coincidía con la de Pérez-Reverte y por eso me animé, a modo de reto, a hacerme con esta novela y leerla con el ojo crítico de quien espera poder decir: no, no es la novela perfecta. ¿Cuál es el resultado? Pues que si bien tengo muchas novelas en mi repertorio a las que tengo desde luego más cariño, esta sí es una buena novela. Sí está bien construida, bien planificada y bien escrita, y ello redunda en un satisfactorio aprendizaje útil para cualquier aspirante a juntaletras, o escritor. Pero es además un buen antídoto contra la mala literatura que a veces nos rodea. 

Con esto no sorprenderé a nadie. Todo el mundo sabe que Agatha Christie fue y sigue siendo la reina del misterio. Su prolífica obra lo atestigua. Pero debemos ir más allá de los convencionalismos y lugares comunes y buscar nuestra visión crítica de las cosas, nuestra propia opinión. Creo que hay autores de suspense ciertamente interesantes a la altura de Agatha Christie, como Enyd Bliton (1897-1968 o el inmortal Stieg Larsson (1954-2004), pero Christie tiene para mí esa dosis necesaria de buen gusto, de saber que una obra suya es una buena elección para la lectura de cabecera o la lectura de tren, o de playa, o de sala de espera. Te atrapa, te envuelve, y sobre todo te exige responder a la consabida pregunta: "¿quién es el asesino?"

En El asesinato de Roger Ackroyd asistimos a una historia breve podría representarse fácilmente para teatro porque se desarrolla en apenas unos días y en un espacio muy concreto: la vivienda del difunto y adinerado hombre de negocios, señor Ackroyd (y la vivienda del narrador, el doctor James Sheppard, y su entrañable y cotilla hermana Caroline, que suelta perlas fascinantes a lo largo de la novela). En estos dos escenarios, pero sobre todo en la mansión principal de Roger Ackroyd, se sucede una novela que necesita un reducido elenco de personajes con una característica común: todos son priorísticamente sospechosos del crimen, aunque unos más que otros. En este elenco debemos excluir naturalmente al verdadero protagonista de la novela, el detective de misterios recién jubilado Hércules Poirot. Poirot, que a estas alturas es ya un viejo amigo para todos los que amamos la literatura de Agatha Christie, nos acompaña de nuevo en esta novela arrojando luz allí donde los demás solo atisban sombras, y dejándonos boquiabiertos de pura sorpresa con las insospechadas pistas que revelan insospechadas verdades. 

Esta es la verdadera magia de Agatha Christie, atestiguada en esta novela: saber sorprender al lector pero sin llegar a tratarlo de tonto, sabiendo engatusarlo con pequeñas dosis de logros que nos hacen creer que vamos por el buen camino, que nuestras dotes detectivescas no se han oxidado del todo. Pero la autora guarda en esta novela un buen as en la manga y cuando creamos que hemos dado con el hilo adecuado del que tirar, caerá el telón y afrontaremos la verdad. Como es habitual, y se agradece, Agatha Christie no desaprovecha la oportunidad de describir a la policía local y rural inglesa de la época como un atajo de incompetentes, en los términos más benévolos posibles, por decirlo de algún modo. Por suerte siempre estará el detective Poirot para desentrañar estos misterios y capturar al asesino. O asesina, por no eliminar posibilidades.

Esta novela, en suma, se disfruta mucho. Me ha llamado la atención de nuevo esa pincelada tan inglesa de contar las historias. Me refiero a que es habitual tener en este tipo de novelas inglesas de la primera mitad del siglo XX una serie de elementos característicos: grandes casas o mansiones en pequeños pueblos muy rurales y muy ingleses, con propietarios muy ricos que mantienen a su alrededor a distintas hermanas solteras, sobrinos huérfanos, amigos de juventud, un abogado, secretario, médico o similar, todos estos sin dar un palo al agua y parasitando alrededor del gran señor de la casa. Cuando leo a Agatha Christie siempre me pregunto: ¿pero no tienen nada mejor que hacer? ¿no trabajan? Son seres en perpetuas vacaciones, sin obligaciones, sin estrés, siempre dispuestos a mantener largas conversaciones entre ellos a pesar de ser muchas veces desconocidos. Pero adoro estas cosas. Pues transportan al lector a un mundo de exquisita educación donde los chismorreos y las mentiras corren paralelas a las sonrisas y las tazas de té caliente, mientras alguien dice en algún lugar: "¡Oh, querida!". Y después de decir esto, aparece la víctima con un abrecartas clavado en el pescuezo y media docena de sobrinos herederos en la habitación contigua, sin que ninguno de ellos haya escuchado nada.

De El asesinato de Roger Ackroyd conservaré siempre la escena memorable en la que varios de los protagonistas disputan una partida de cartas nocturna en la casa del doctor y narrador James Sheppard, y mientras juegan educadamente, intercambian elaboradas teorías con el fin de resolver el asesinato del señor Ackroyd. Muy inglés. Muy grato de leer. Por todo ello he disfrutado con esta novela, que he leído en pocos días.

Como curiosa anécdota Agatha Christie publicó esta novela en 1926, el mismo año en que protagonizó el escándalo o noticia más intrigante de su vida. Afectada por una supuesta depresión, desapareció misteriosamente luego de que su coche apareciera abandonado al borde de la carretera. Fue hallada once días más tarde bajo un posible cuadro de amnesia, en un hotel bajo el nombre de una amante de su marido, de quien había adoptado el apellido Christie, perdiendo el de soltera, Miller. Dos años después se divorciaría de él pero mantendría su apellido de casada.

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

viernes, 24 de junio de 2022

PROYECTO SILVERVIEW, de John le Carré (2021)


Lectura 24/2022 (24-06-2022) 

Puntuación: 0/10 Solo se lo recomiendo a mi peor enemigo.

Autor: John le Carré (Reino Unido, 1931 - Reino Unido, 2020)

Título: Silverview

 Año: 2021

Traductor: Ramón Buenaventura

Editado en 2022 por la Editorial Planeta, 296 páginas, ISBN 978-84-08-25181-1

Argumento: Julian Lawndsley ha renunciado a su exigente empleo en la City de Londres para llevar una vida más sencilla como propietario de una librería en una pequeña ciudad costera. Sin embargo, un par de meses después de la inauguración, la tranquilidad de Julian se ve interrumpida por una visita: Edward Avon, un inmigrante polaco que vive en Silverview, la gran mansión a las afueras del pueblo, quien parece saber mucho sobre la familia de Julian y muestra un interés exagerado en el funcionamiento interno de su modesto negocio. Cuando aparece una carta en la puerta de un espía de alto rango en Londres advirtiéndole de una peligrosa filtración, las investigaciones lo llevarán a esta tranquila ciudad junto al mar... Una extraordinaria novela inédita sobre los deberes de un espía con su país y la moral privada.

Mi opinión: Esta ha sido una lectura francamente decepcionante. No he leído ninguna obra de este autor antes, pero conocía su nombre de haber visto sus publicaciones en alguna estantería de alguna librería y de un tiempo a esta parte tenía yo cierto interés en abordarlo. Al fin llegó la ocasión con Proyecto Silverview, que vi por casualidad en la sección de novedades editoriales. Portada decente, y sobre todo, una buena sinopsis en la contracubierta. El autor era un exespía británico, recientemente fallecido, que había dejado esta novela entre sus papeles, aparentemente terminada, pero inédita. Me animé a iniciarme en el mundo literario de John le Carré. ¿Qué podía salir mal? Salió mal.

Desde la primera página me resultó desconcertante lo que leía. Primero, por la historia en sí misma, pues si bien se supone una de espías, yo no los veía por ningún lado. Los personajes son anodinos, huecos, vacíos como figuritas de cartón. El protagonista es un librero que vive en un pueblo insignificante de la costa inglesa, una vida irreverente, insulsa, que no me puede interesar menos. Sus acciones, diálogos y pensamientos me resultaban, por emplear el término justo, soporíferos. Literalmente me quedé dormido varias veces antes de llegar a la página 50. ¿Y este es le Carré? ¿El gran autor superventas? 

Antes de llegar a la página 100 tuve que indagar en Internet. Pronto averigüé que su hijo (y heredero) encontró el manuscrito de su padre y decidió publicarlo con pocos o ningún cambio, aunque aparentemente revisado. Bien, pues si esto ha sido revisado por una inteligencia humana, paren el barco que me apeo en este puerto. Seamos sinceros: no ha sido revisado. La historia es fría e insustancial. No avanza por más que pases páginas. Cada línea que lees es olvidable. Como borrador de una futura novela tiene cierto crédito literario, pero como producto de consumo finalizado y listo para llegar a las manos del lector, carece de buen gusto. Es ingenuo creer que prolongué la tortura de esta lectura hasta el final. Abandoné el libro. Tengo mejores novelas en lista de espera a las que dedicar mi escasísimo tiempo. Abandoné Proyecto Silverview sin entender aún de qué va esta historia, sin haberme emocionado en ningún momento.

Por último, mención honorífica al traductor. Es un trabajo pésimo. Decir lo contrario sería alentar la mediocridad de aquellos traductores que se dejan la piel en sus textos. Primeramente el traductor incurre en laísmos tan sorprendentes como intolerables. "La dijo" y cosas por el estilo. Eso no, señor traductor, eso está mal. Pero bueno. Lo peor de esta traducción es la innecesaria repetición de palabras en el mismo párrafo. No sé si el manuscrito daba pie por contener repeticiones en origen, pero el trabajo del traductor no debería ser crear un producto literario cuya lectura obliga a caer una y otra vez en repeticiones léxicas cansinas. Y en tercer lugar, lo peor de la traducción es el uso de un lenguaje extrañamente coloquial para una obra literaria. "Contento como unas castañuelas" y "un frío que pela" son expresiones que un narrador de una novela de espionaje británico -o su traductor- no deberían emplear. Rompe totalmente la narrativa. Me arranca de la lectura, me hace desear tener un cóctel de Orfidal cerca para calmar la crisis nerviosa que me sacude la espina dorsal.

No descarto a John le Carré para el futuro. Dentro de unos años, cuando cancele este antecedente penal, le daré otra oportunidad. Seguro que tiene otros libros -los primeros tal vez- mucho mejores que esta bazofia de Proyecto Silverview

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

viernes, 17 de junio de 2022

LIMPIEZA DE SANGRE, de Arturo Pérez Reverte (1997)


Lectura 23/2022 (17-06-2022) 

Puntuación: 10/10 Sí lo recomendaría.

Autor: Arturo Pérez-Reverte (España, 1951) 

Título: Limpieza de sangre

 Año: 1997 

Editado en 1998 por la Editorial Círculo de Lectores, Barcelona, 250 páginas, ISBN 84-226-7253-7

Argumento: A punto de incorporarse a su antiguo tercio en Flandes, Diego Alatriste se ve envuelto por mediación de su amigo don Francisco de Quevedo en otra peligrosa aventura. Una mujer ha aparecido estrangulada en una silla de manos frente a la iglesia de San Ginés, con una bolsa de dinero y una nota manuscrita: «Para misas por su alma». El enigma se complica con los sucesos misteriosos que ocurren tras las paredes de un convento, cuando Alatriste es contratado para rescatar de allí a una joven novicia. En el azaroso y fascinante Madrid de Felipe IV, entre lances, tabernas, garitos, intrigas y estocadas, la aventura pondrá en juego la vida de los amigos del capitán, haciendo surgir del pasado los fantasmas de viejos enemigos: el pérfido secretario real Luis de Alquézar, el inquisidor fray Emilio Bocanegra y el siniestro espadachín italiano Gualterio Malatesta.

Mi opinión: La novela Limpieza de sangre forma parte de la serie de obras que realzaron la fama al autor, a finales de los años noventa del pasado siglo, y que incluso fueron llevadas al cine en 2006. Novelas de acción ambientadas en la España del año 1623, que toman a Diego Alatriste como protagonista y héroe antitético, o cuanto menos peculiar. Esta es la primera novela que leo de esta serie, aunque es una de las pocas que me faltaba por leer de este autor, a quien admiro por encima de muchos otros. Aunque se define como un escritor profesional y no como un artista de la escritura -si es que existe tal diferencia-, puedo afirmar en esta reseña que Arturo Pérez-Reverte domina como nadie el arte de la escritura para transmitir historias.

Limpieza de sangre es una novela potente, inspiradora, de esas que despiertan el voraz apetito del saber. Bien complementada con las vivas ilustraciones de Carlos Puerta, y la magnífica maquetación del texto en la edición de Círculo de Lectores, pues evoca con detalle el estilo histórico de las obras impresas en el lejano siglo XVII. Vamos a la novela en sí: a medida que uno se adentra en sus páginas lo hace también en los callejones oscuros del viejo Madrid, en los vericuetos de la España del Siglo de Oro, una sociedad que dominaba el mundo conocido y que había forjado su liderazgo internacional pero que ya empezaba a declinar poco a poco. Algo en lo que Arturo Pérez-Reverte es un maestro de maestros es en el poder de sus descripciones. Siempre breves y simples, encierran en realidad el poder de evocar en la mente del lector exactamente cada detalle de los que componen la escena con la misma viveza que si esta se sucediese ante nuestros ojos.

La prosa de Arturo Pérez-Reverte es única, magistral. Destaca frente a la gran mayoría de autores por ese dominio experto del idioma español, pues no en vano es un académico de la Real Academia Española. Ahora bien, en Limpieza de sangre -como también en las otras novelas del capitán Alatriste- el lector asiste a un despliegue técnico inaudito. Arturo Pérez-Reverte se atreve a sugestionarnos recurriendo al lenguaje propio de la época, tanto en las voces de sus protagonistas como también en el narrador en primera persona que encarna al personaje del vasco y ayudante de Alatriste, el joven Íñigo Balboa Aguirre. Es justo reconocer que casi en cada frase hay alguna palabra que yo desconocía, pues no solo los personajes recurren ocasionalmente a la jerga callejera del Siglo de Oro, sino que la novela es un repertorio infinito de expresiones, refranes y dichos populares de la época, extraídos sin duda de las obras de los clásicos de la literatura de aquella época. Clásicos que Pérez-Reverte no solo conoce sino que admira, como él mismo afirma en las entrevistas que ha concedido desde hace años. La guinda del pastel en cuanto a la verosimilitud lingüística de la novela es el recurso a los sonetos del poeta Francisco de Quevedo, quien habla con voz propia también en las páginas de esta novela. Sus rimas ilustran ciertos momentos o escenas con excelente acierto.

Otro punto a favor de Limpieza de sangre es que la aparente sencillez de su trama, con descripciones y dosis de acción bien repartidas, no enmascara la innegable complejidad ambiental de esta historia. Lo que más se disfruta en su lectura no es la propia historia, que es apropiada en su buena medida, sino el vasto mundo que el autor construye alrededor de la misma. Sentimos la ciudad viva, sentimos a los personajes que no son tal, sino hombres vivos que la habitan, y podemos percibir los ruidos y olores del Madrid de la época. Todo ello provoca en el lector el deseo de seguir leyendo. Y también, por supuesto, de maldecir con un "¡Pardiez!" la insuficiente extensión de la novela, pues sus cerca de 250 páginas son una pequeña cuchara para tan gran pastel. Ojalá fuese el doble, y me quedo corto. Sin duda releeré esta novela dentro de un tiempo, pero antes me animo a conocer mejor la literatura, la pintura y la historia del Siglo de Oro para que cuando vuelva a estas páginas, la experiencia sea todavía más auténtica.

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

viernes, 10 de junio de 2022

ESCIPIÓN EL AFRICANO, de Santiago Posterguillo (2015)


Lectura 22/2022 (10-06-2022) 

Puntuación: 4/10 No lo recomendaría.

Autor: Santiago Posterguillo (España, 1967)

Título: Escipión el Africano. El hijo del cónsul.

 Año: 2015

Editado en 2015 por Ediciones B, 854 páginas, ISBN 978-84-9838-679-0

Argumento: A finales del siglo III a.C. Roma está a punto de ser aniquilada por los ejércitos cartagineses al mando de uno de los mejores estrategas militares de todos los tiempos: Aníbal. Su alianza con Filipo V de Macedonia, que pretendía la aniquilación de Roma como estado y el reparto del mundo conocido entre Cartago y Macedonia, constituía una fuerza imparable que podría haber cambiado para siempre la historia de Occidente. Pocos años antes del estallido del conflicto, nació un niño llamado a realizar grandes proezas: Publio Cornelio Escipión, hijo del cónsul de Roma durante el primer año de la guerra. Ya joven oficial, iniciaría un difícil camino, sorteando obstáculos y buscando alianzas imposibles. Sus hazañas le valieron el sobrenombre de Africanus, en alusión a uno de los territorios que conquistó. 

Mi opinión: La novela Escipión El Africano empieza bien pero se tuerce a medio camino y se convierte en un tocho infumable. Que sea un superventas y goce del beneplácito de la crítica no la hace una buena novela, al contrario. Es un indicativo del conformismo de muchos y del poder de la publicidad que sin duda ha beneficiado al autor. Pero la novela, en si misma, no es una obra literaria de calidad. El autor ha demostrado que sabe juntar las letras, pero no sabe escribir. No sabe crear un producto literario, cohesionado ni convincente desde el punto de vista artístico. Carece por completo de estilo literario y sin eso tenemos un buen libro que recopila hechos históricos. Es un libro de texto, un manual de historia académica, pero no es una novela.
Me llamó la atención muy positivamente la meticulosidad del autor para describir los detalles más pequeños de la vida diaria en la Roma del siglo tercero antes de Cristo. La ambientación refleja la excelente capacidad del autor para documentarse acerca del periodo histórico. El problema es que esa documentación se vuelva sin medida en el texto. Las descripciones carecen de vida, son tan realistas que aburren. Se explica todo de forma mecánica, sin alma. Es un rollo infumable que hace perder al lector el interés de puro aburrimiento una vez llegado a la mitad más o menos de la novela. En ese punto uno se da cuenta de que la narración se vuelve repetitiva. Las batallas militares se encadenan unas con otras pero son, en esencia, la misma, porque carece de alma. Tal vez el autor emplea una plantilla porque son demasiado similares unas de otras. El ejército enemigo lleva la delantera, los hombres de ambos mandos mueren de la forma más sangrienta posible, el protagonista es herido en una pierna y finalmente vence en el último momento. A la quinta batalla de este estilo uno empieza a perder el interés.

Pero no es ese el problema de la novela. De hecho las batallas se agradecen para tener un poco de acción. El problema es que los personajes son recortes de papel, puramente huecos y planos. Carecen de sentimientos reales y se comportan como malos actores leyendo un guion escrito para ellos. Por ejemplo, la historia de amor entre el protagonista y su esposa es inexistente. El autor insiste en que se aman más allá de la vida y la muerte y que un amor como el suyo no se ha visto jamás, pero, ¿cuál es el fundamento? Ninguno. Simplemente se nos dice que es así y debemos creerlo. Es un amor blando y falso, pues ya desde la primera ocasión en que ambos se conocen por primera vez se aman sin dudarlo. Será cosa del destino. Es un amor sin conflictos, ñoño y cursi.

El único personaje que me resultó verosímil y que me ha transmitido alguna emoción ha sido Plauto, tal vez por su sencillez aparente, porque es el único que persigue un objetivo identificable y que despierta empatía por su mala suerte. Los demás personajes están porque sí, porque toca, hacen lo que se supone que tienen que hacer y suelen morir cuando no son necesarios. Ninguno de ellos evoca ninguna emoción. En ocasiones son un estorbo para la continuidad narrativa. Los malos son malísimos, crueles y oscuros. Los buenos son ángeles de luz celestial.

El texto no está pulido. Se reitera información, como si el lector fuese olvidadizo o directamente bobo. De hecho, incluyo este fragmento de la novela, como ejemplo, para que contemos cuántas veces en el mismo párrafo se informa al lector de que el general romano quiere apresar vivo al griego Arquímedes. "Nos hace falta ese hombre vivo". Luego, "Y a ese Arquímedes, lo quiero vivo". Y por último: "¡Precisamente por eso (...), le necesitamos vivo". En este punto me planteé dejar la novela. Leer tres veces la misma frase en la misma página sin ninguna justificación me cansa, me irrita. Me hace pensar que no hay cariño en el texto, que el autor no se preocupa en cuidar al lector, pues no ha revisado el texto con el suficiente detalle. Escribe tantas palabras por kilo, al peso, sin importar la calidad. Solo cantidad ingente de texto.


Como aficionado a la novela histórica, esperaba mucho más de Escipión El Africano. Santiago Posterguillo me ha decepcionado, pues mi conclusión es que tomó un manual de historia sobre la Antigua Roma, lo convirtió en una plantilla de texto, y se limitó a añadir algunos diálogos aquí y allá. Pero no existe historia, ficción, emoción. Es una sucesión cansina de episodios históricos narrados sin alma. El libro entretiene, es cierto, pero solo hasta la mitad. Es excesivamente largo y hay mucho contenido que directamente sobra. No habría sido tan duro con esta crítica si se tratase de otro título, pero viendo la excesiva buena valoración que Escipión El Africano tiene, siento que debo hacer esta crítica porque sinceramente, no comprendo que guste tanto este libro cuando hay otras novelas históricas prodigiosas que pasan desapercibidas. Una excelente campaña de comunicación, la aparición constante del autor concediendo entrevistas en todos los medios de comunicación que pertenecen al grupo Planeta, la editorial que ha publicado este libro, imagino, tiene algo que ver.

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

viernes, 3 de junio de 2022

LOS GUARDIANES, de John Grisham (2019)


Lectura 21/2022 (03-06-2022) 

Puntuación: 8/10 Sí lo recomendaría.

Autor: John Grisham (Estados Unidos, 1955)

Título: The Guardians

 Año: 2019

Traductora: Nieves Calvino Gutiérrez

Editado en 2020 por la editorial Penguin Random House Grupo Editorial, 397 páginas, ISBN 978-84-01-02437-5

Argumento: En la pequeña ciudad de Seabrook, Florida, un prometedor abogado llamado Keith Russo fue asesinado a tiros una noche mientras trabajaba hasta tarde en su despacho. El culpable no dejó pistas. No hubo testigos, nadie tenía un motivo. Pero la policía pronto sospechó de Quincy Miller, un joven negro que había sido cliente de Russo. Miller fue juzgado y condenado a cadena perpetua. Durante veintidós años languideció en prisión, manteniendo su inocencia sin que nadie lo escuchara. Desesperado, escribe una carta al Ministerio de los Guardianes, una pequeña organización sin ánimo de lucro liderada por el abogado y sacerdote episcopaliano Cullen Post. Post viaja por el país luchando contra sentencias injustas y defendiendo a clientes olvidados por el sistema. Sin embargo, en el caso de Quincy Miller encuentra obstáculos inesperados. Los asesinos de Keith Russo son personas poderosas y despiadadas, y no quieren que Miller sea exonerado. Mataron a un abogado hace veintidós años, y matarían a otro sin pensarlo dos veces.

Mi opinión: Esta novela me ha sorprendido muy favorablemente. Yo no conocía a John Grisham y debo decir que tras leerle por primera vez he descubierto un tesoro novelístico. Los Guardianes es una de las últimas obras de este superventas estadounidense de la novela negra, y mi experiencia lectora ha sido tan positiva que sin dudarlo me lanzo ahora a la lectura de sus otras publicaciones. Vamos a criticar aquí la novela en cuestión.

Este libro llegó a mí por casualidad, sin esperarlo, y empecé a leerlo sin ninguna pretensión. Desde el minuto uno hubo algo que me enganchó. No soy lector asiduo de novela negra y de hecho esta literatura oscurantista y sangrienta tiende a desincentivarme. Uno de los motivos por los que aun así continué con la lectura es que John Grisham es un buen novelista. Sabe lo que quiere contarte, te lo cuenta, y además te hace participar en su historia. Parece decirte en cada página: eh, no lo dejes, solo lee un poco más, ¿no quieres saber cómo continua? Pocos como él logran enganchar al lector. Y si lo ha conseguido conmigo, que suelo cerrar una novela negra en menos de cincuenta páginas, creo que este autor gustará mucho a los asiduos del género negro. 

Otro punto a favor que destaco de esta novela es que como leemos en la sinopsis, la trama principal de la novela tiene mucho que ver con el sistema judicial estadounidense, los abogados, jueces y fiscales, y el batiburrillo de las investigaciones criminales, desde comisarios poco profesionales o éticos en pueblos de la América profunda, hasta brillantes investigadores del FBI. Si al lector le gustan las clásicas series de televisión detectivescas en las que se sueltan unas pocas pistas para resolver un crimen, esta novela es suya. La novela incluye una fuerte dosis de crítica a los defectos del sistema judicial y al ensañamiento que en ocasiones éste tiene con víctimas inocentes. Y todo ello se cuenta sin necesidad de escenas sangrientas o crueles, que por desgracia son los elementos que últimamente han estereotipado la novela negra.

La prosa de John Grisham es acertada y muy directa, rozando la acción casi siempre y solo muy de cuando en cuando, dedicada a narrar en lugar de mostrar. Otro punto a su favor. Los Guardianes es una historia bien escrita que avanza por sí sola. Tiene además unas pocas tramas distintas entre sí pero muy bien hilvanadas, de forma que al final todo encaja. Solo me ha quedado un cabo suelto en el último capítulo, pero es tan poco relevante que no estropea el resultado final. La historia principal es altamente satisfactoria y aunque no revelaré el final, el lector queda con una buena sensación. Eso sí, esta historia está inspirada en hechos reales y así lo explica el autor en un fragmento independiente de la novela.

Debo hacer una mención especial a la excelente traducción de Nieves Calvino, que realza en el idioma español el brillo que ya de por sí, estoy seguro, tiene el original. Sobre todo porque la novela se adentra en las entrañas del sistema judicial norteamericano sin que el lector se sienta perdido en ningún momento y eso tiene cierto mérito.

En conclusión, Los Guardianes, de John Grisham (no confundir con otros títulos homónimos de otros autores) es una novela que engancha, de lectura ágil y amena, que mantiene en vilo al lector desde la primera hasta la última de sus casi cuatrocientas páginas. 

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

viernes, 27 de mayo de 2022

EL EXTRAÑO CASO DEL DOCTOR JEKYLL Y EL SEÑOR HYDE, de Robert Louis Stevenson (1886)


Lectura 20/2022 (27-05-2022) 

Puntuación: 8/10 Sí lo recomendaría.

Autor: Robert Louis Stevenson (Reino Unido, 1850 - Samoa, 1894)

Título: The he Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde

 Año: 1886

Traductora: Catalina Martínez Muñoz

Editado en 2015 por la Editorial Alba Classics, 129 páginas, ISBN 978-84-9065-061-5

Argumento: Con El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde, R.L. Stevenson volvió a ocuparse de un tema que le preocupó durante toda su vida: la dualidad de la naturaleza humana. Localizada en el corazón de un Londres victoriano, la novela viene a ser una sucesión de testimonios procedentes de varios testigos cuyo presunto fin es desvelar un misterio. Jekyll y Hyde son como una entidad disociada en dos. Hyde es la personalidad demoníaca, monstruosa de Jekyll, al que horrorizan las acciones de su doble maligno, y simboliza el mal que Jekyll se reprime a sí mismo, el cual, una vez liberado, no puede controlar. 

Mi opinión: Me ha sorprendido esta novela por su brevedad. Poco más de cien páginas. Conocía la historia y vi en su momento la película que en 1941 dirigió Victor Fleming, pero hasta ahora me había resistido a leer esta obra maestra que oscila entre el terror y la ciencia ficción. Aunque breve, la novela es acertada y correctamente compensada en su extensión y estructura. No tiene una acción trepidante sino un conjunto meditado de actos o escenas con creciente carga dramática, y es por ello que no llega a aburrir al lector ni mucho menos.

Al igual que en La isla del Tesoro, que ya hemos reseñado en este blog, la novela mantiene en un vilo constante al lector. Permanecemos atrapados a lo largo de este relato que expone el lento declive de un hombre bien posicionado en el Londres de la era victoriana, hacia 1880, misma época en que fue escrita y publicada. Es en este contexto donde el protagonista de la novela nos hace llegar la miseria que rodea el hundimiento de su propia vida. De ello son testigos el abogado Utterson y el doctor Lanyon, quienes intervienen como narradores en primera persona para dar su testimonio de los hechos. Este estilo narrativo -que también se emplea en La isla del Tesoro- acerca de primera mano a la historia, dotándola de mayor realismo. Especial mención al cuidado del lenguaje, con descripciones completas y precisas que enmarcan esta historia en un escenario correctamente dibujado. El lector puede sentir en su piel la humedad de las noches otoñales en el Londres de la época, con las calles invadidas por la niebla y el resonar de los cascos de los caballos que conducen solitarios faetones.

La historia tiene un interés atemporal, lo cual explica por qué más de un siglo después de la publicación de El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, el relato continua vigente y cobra vida en el corazón del lector sin ninguna dificultad. La obra se centra, sin ser por ello simple, en un tema de gran interés psicológico: ¿es el hombre bueno, por naturaleza, o malo? Homo homini lupus, escribió Thomas Hobbes en El Leviatán (1651). El hombre es un lobo para el hombre. Pues bien, el autor aborda esta pregunta y ofrece una respuesta satisfactoria, que sin duda nos hace pensar al tiempo que nos entretiene con esta obra maestra. 

El hombre, en realidad, es una dualidad constante entre el bien y el mal. En eso consiste la libertad de elección entre unos actos y otros, y de ello se deduce la responsabilidad ante las consecuencias que provocan esas decisiones. En El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde encontramos un alma atormentada por sus propias sombras. La ayuda de la ciencia alimenta estas sombras -aquí entra la ciencia ficción de la novela, en una muy pequeña dosis que tan solo alcanza para explicar la existencia del perverso señor Hyde-. Es decir, mediante los experimentos científicos del doctor Jekyll éste logra convertirse durante unas horas en un ser distinto, con identidad o personalidad propias. ¿Una transfiguración? ¿Un atisbo de lo que hoy conocemos científicamente como trastorno bipolar de la personalidad? ¿Esquizofrenia? ¿Delirios paranoides? 

No importa la causa, sino la consecuencia. Porque el pacífico doctor Jekyll se transmuta en un ser aborrecible físicamente, pero aún más moralmente. Es un auténtico monstruo cruel y sanguinario. A mi, en esos momentos de terrible y dolorosa transformación, me ha recordado -salvando las distancias- a los monstruos casi mitológicos e igualmente terroríficos que el gran H. P. Lovecraft describió en sus novelas. En definitiva, esta es la historia de la corrupción moral de un alma ordinaria hasta el punto de que se devora a sí misma. Una historia decadente, que deja helado al lector, pero que deja también la satisfacción de haberse adentrado durante unas pocas horas en un clásico de la literatura no solo inglesa, también universal y atemporal.

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

viernes, 20 de mayo de 2022

LA ISLA DEL TESORO, de Robert Louis Stevenson (1883)

Lectura 18/2022 (06-05-2022) 

Puntuación: 10/10 Obra maestra.

Autor: Robert Louis Stevenson (Reino Unido, 1850 - Samoa, 1894)

Título: Treasure island

 Año: 1883 

Traductora: María Durante

Editado en 1981 por la Editorial Anaya, 260 páginas, ISBN 84-96246-08-6.

Argumento: La isla del tesoro narra una aventura de un tiempo lejano, en el que todavía había piratas y tesoros escondidos en islas desiertas. El mapa de una isla cae en manos del joven Jim Hawkins. El mapa indica el lugar donde el mayor pirata de todos los tiempos ha escondido su botín. Junto con un barón, un médico y una colorida tripulación, Jim parte en busca de la isla. Una parte de la tripulación resulta estar compuesta por mercenarios amotinados, por lo que los buenos buscadores del tesoro deberán sortear un sinnúmero de obstáculos antes de poder obtener su recompensa. Son pocos los marineros que regresan sanos y salvos a Inglaterra. La novela constituye uno de los puntos cúlmines de la literatura de aventuras y ha encontrado ávidos lectores no solo entre los adolescentes, sino también en el público adulto.

Mi opinión: Esta es una de esas novelas atemporales, universales, que se consagran como obras maestras de la literatura. Escrita a finales del siglo XIX por un hombre que se la dedica al hijo de su esposa, viuda de un matrimonio anterior, podemos pensar que es una historia infantil y desde luego es perfectamente apta para ese público. Pero como las grandes historias infantiles, sus dosis de aventura trepidante y acción sorprendente animan a su lectura a cualquier persona con independencia de su edad. Tan solo se requiere tener espíritu soñador. El resto lo añade la magnífica prosa de Robert Louis Stevenson, hombre que sin duda se recreaba en las aventuras que escribió, pues terminó sus días viviendo en aquellos islotes de arenas blancas y palmeras tropicales, tal vez buscando tesoros enterrados por piratas despiadados. 

Debe reconocerse igualmente la magnífica traducción de María Durante, pues logra expresar en español la peculiar jerga de cada personaje, con especial mención a los piratas, sus canciones, sus expresiones y dichos, y además de todo ello, la novela luce un extenso vocabulario de términos propios de la navegación marítima que están correctamente explicados y que sumergen aún más al lector en la auténtica odisea de un buque británico surcando las aguas del océano Atlántico en busca de un gran tesoro.

Magistral, en todos los sentidos, esta novela está construida sobre los cimientos de una trama sólida y a la vez muy simple: la búsqueda de un tesoro señalizado con una cruz en tinta roja sobre un viejo mapa que nuestro protagonista, el joven y valiente Jim Hawkins, encuentra en la posada de una aldea marítima de la costa inglesa que sus padres regentan, a mediados del siglo XVIII. Esta novela es la inspiración de las películas Piratas del Caribe, pero a diferencia de éstas, carece de fantasía. No hay ni siquiera una sola mención al mitológico kraken, el gran calamar gigante, y no por ello se cercena la imaginación lectora. De hecho, la novela recrea a la perfección las curiosas supersticiones de los piratas, quienes se guiaban a partes iguales por los buenos o malos presagios, como por su violencia intempestiva y cruel.

Destaca sobre todos ellos -y cada uno de ellos está descrito con sus peculiaridades características-, el temible bucanero John Silver El Largo, cocinero de la goleta Hispaniola, cuya personalidad casi protagoniza la novela. Es uno de esos personajes que uno desearía que existiesen en la realidad, pues tan perverso es como realista, y su maldad no es absurda o infantil como cabría pensar en una novela aparentemente destinada a niños, sino que es una perversión muy adulta, sometida a una lógica perfecta y creíble, casi incluso empática. En el fondo es un pobre diablo que antepone su obsesión por el oro y las aventuras piratas antes que el respeto a la vida humana y el honor, y pese a todo, no por ello se puede negar que este antagonista carezca de valentía o coraje. Por eso me ha gustado tanto esta novela, porque La isla del Tesoro es una lectura intrépida, que engancha, y lo es gracias a personajes que son de carne y hueso. Debo destacar los rasgos narcisistas propios de un psicópata emocional que he encontrado en el pirata John Silver El Largo, y sin detenerme en ejemplos concretos, Robert Louis Stevenson refleja perfectamente esta personalidad psicopática en la escena del barril de manzanas a bordo de la Hispaniola, cuando a través del narrador, descubrimos a John Silver El Largo retirándose la piel camaleónica ante los otros piratas.

Honor, decíamos antes, es uno de los conceptos clave en La isla del Tesoro y no podría comprenderse esta obra sin él. Porque todos, desde los malvados -y algo estúpidos- piratas hasta el sensato e inolvidable doctor Livesey, se guían por sus propios códigos de honor, aunque ello suponga arriesgar sus vidas. Esta lectura es edificante en ese sentido, pues sin teñirse de moralinas infantiles ni soberbias regañinas, el lector disfruta realmente de la lucha constante entre el bien y el mal, y los sacrificios que ello conlleva.

La trama no decae en ningún momento. Si algo tuviese que destacar en sentido negativo, es el deus ex machina que para mi supone la aparición del personaje del viejo -y un tanto loco- Ben Gunn, que es clave en el desarrollo de la acción novelística. Ahora bien, aunque para mí fue una sorpresa su primera aparición, he de añadir que el autor logra camuflar este recurso argumentístico con tal maestría que casi podemos omitirlo. La novela logra convencer al lector de que la existencia de Ben Gunn es lógica y previsible, aunque en un primer momento uno puede dudar de ello por ser demasiado sorprendente o inverosímil. Pero es un deus ex machina pasable y aceptable.

Concluiré que esta novela es una de esas historias que deja huella en cada lector. Huele a mar, hace sentir al lector el deseo de desenterrar los lingotes de oro, y nos convierte durante unas horas, o días, en auténticos marineros dispuestos a encontrar una remota isla en el Caribe. Pasados los años, seguiré recordando la travesía de la Hispaniola sobre el océano, la silenciosa traición de sanguinarios piratas camuflados de marineros, la lucha por la supervivencia sobre las arenas y colinas de la isla del Tesoro, las historias de piratas que se convirtieron en leyenda y un universo, en definitiva, refrescante, repleto de aventuras y desventuras. Termino con un dicho pirata que se aplica a muchos de los bucaneros que nos mantendrán alerta en las páginas de esta novela: Belcebú y la bebida acabaron con su vida.

Es mi opinión. Tú tendrás la tuya, si lo lees.

LA LISTA DEL JUEZ, de John Grisham (2014)

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